DOS CONSEJOS...SABIDURIA SAMURAI.
SABIDURIA SAMURAI.
Un estudiante de Artes Marciales fue a ver a
un famoso maestro, y le dijo:
-
Quisiera mejorar mi conocimiento
de las artes marciales. Además de aprender contigo quisiera aprender con otro
maestro para aprender otro estilo. ¿Qué
piensa de esta idea?
El maestro le miró y contestó:
-
El cazador que persigue dos
conejos, no atrapa ninguno.
Sabiduría Samurai.
EL SABIO SAMURAI…
Cerca de Tokio
vivía un anciano y gran samurái, muy sabio maestro de budismo, con fama de ser
invencible en la lucha. Cierto día, un joven guerrero lo retó a duelo. Éste nunca había perdido un combate
tampoco, por eso todos lo conocían como un hombre soberbio, prepotente y
fanfarrón, además de que también se creía poseedor de todas las verdades.
El joven guerrero
era famoso por falta de escrúpulos, su tosquedad, ególatra y por usar la
provocación como técnica para lograr lo que quería. En combate, con esta
táctica conseguía que, irritado, su contrincante hiciera el primer movimiento y
gracias a su inteligencia especialmente dedicada para captar los errores
ajenos, se valía de éstos para atacarle implacablemente hasta ver
a su víctima arrastrada y humillada.
El samurái aceptó
el duelo. Todos fueron a la plaza de la ciudad. Allí uno frente al otro, el
joven empezó a provocar al sabio. Le arrojó piedras, le escupió la cara, y le
gritó todos los insultos habidos y por haber, ofendiendo incluso a sus
ancestros.
Durante varias
horas hizo todo lo posible para sacarlo de las casillas, pero el sabio
permaneció impasible. Al final de la tarde, el joven guerrero ya exhausto de no
poder provocarlo, se retiró de la plaza arrastrándose de cansancio e
impotencia. Se sentía más débil y miserable que nunca. Había desperdiciado toda
su energía vital en su inútil intento de humillar al sabio.
Los alumnos del
sabio samurái, decepcionados por el hecho de que su maestro aceptara tantos
insultos y provocaciones, le preguntaron:
-
¿Cómo ha podido soportar tanta
indignación? ¿Por qué no usó su espada para defenderse de los ataques? ¿Por qué
se mostró como un cobarde ante nosotros?
El viejo samurái
repuso:
-
Si alguien viene a ti con un
regalo y no lo aceptas, ¿a quién pertenece el regalo?
-
Por supuesto a quien intentó
regalarlo –respondieron los discípulos.
-
Pues lo mismo vale para los
insultos, las ofensas, la falta de tacto y de respeto, así como los comentarios
injustos. Cuando no son aceptados, esos malos sentimientos continúan perteneciendo a quien los emite. Toda esa energía vital
empleada con intención de ofender o dañar, se queda depositada en el agresor,
actuando en él de la misma forma que actúa el veneno que debe la persona que
quiere poner fin a su vida. Sin darse cuenta, se está matando a sí mismo, ha
desperdiciado su energía en un intento ofensivo que, finalmente, le revierte,
Si no muere por causa de su propio veneno, a buen seguro que afectará su salud
y, sobre todo, a su paz y su mente.
-