TENER UN CINTURON NEGRO..

El entrenamiento no tiene nada que ver con rangos, cinturones negros, trofeos o curriculums. Las artes marciales no son un simple juego de nuestras fantasías. Tiene que ver con nuestra vida y nuestra muerte. No sólo tiene que ver con proteger nuestra vida en una situación crítica y letal, si no también como proteger la vida de otros. No se puede ser otra persona aún si ella es una estrella de cine, un gran maestro o un multimillonario. Se debe ser uno mismo, el verdadero ser.

El promedio de las personas vive el 50 o tal vez el 80 por ciento de sus vidas sin saber quienes son realmente. Un artista marcial se reconoce el 100 por ciento de su vida. Esto es lo que el verdadero poseedor del cinturón negro debe aprender. No ser otro más que uno mismo. La practica es una guía que lo conducirá a su verdadero ser. Esta es la esencia de la práctica de un arte marcial.

Piense en perder su cinturón negro, no en ganarlo. El maestro de Zen Sawaki Kodo solía decir, Para ganar es necesario el sufrimiento; la pérdida es engrandecimiento.Si alguien me preguntase por la diferencia entre los artistas marciales de generaciones anteriores y los de hoy, lo podría resumir así. Los artistas marciales de generaciones previas veían el entrenamiento como perdida. Renunciaban a todo por su arte y su practica. Abandonaban sus familias, trabajos, seguridad, fama, dinero, todo, para realizarse personalmente. Hoy, lo único que pensamos es en ganar. Quiero esto, quiero aquello. Queremos practicar un arte marcial pero también queremos plata, un lindo auto, fama, teléfonos celulares y todo lo que otros tienen. Shakyamuni Buddha renunció a su reino, sus palacios, a su bella esposa, y a todo lo demás en la búsqueda del engrandecimiento. El primer estudiante de Boddhidharma, considerado el fundador del Kung Fu Shaolin, se cortó el brazo izquierdo para poder estudiar con su maestro. Ahora no tenemos que tomar esas drásticas medidas para aprender un arte marcial, pero no deberíamos olvidar el espíritu y determinación de los grandes maestros del pasado. Debemos darnos cuenta que es necesario hacer sacrificios en nuestras propias vidas para poder proseguir con nuestro entrenamiento. Cuando el estudiante ve su entrenamiento desde el punto de vista de la pérdida en vez de la ganancia, se acerca al espíritu de la maestría, y verdaderamente se hace acreedor del cinturón negro. Sólo cuando finalmente se renuncia a todos los rangos, trofeos, fama, dinero y maestrías, se alcanzará lo realmente importante del entrenamiento. Ser humilde, ser educado. Cuidar a los otros y poner todo por delante de uno mismo. Estudiar un arte marcial es estudiarse a sí mismo, al verdadero ser. No tiene nada que ver con rangos.

Un gran maestro de artes marciales dijo un vez: Estudiar el yo es olvidar el yo. Olvidar el yo es entender todas las cosas.
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